En nuestro tercer día amanecemos en el refugio de Monte Rosa con buen tiempo pero sabemos que es una
ventana previa al temporal que se acerca. Iniciamos el descenso por el glaciar Gorner,
vigilados por la cara norte del Breithorn, el Castor, el Pollux y la cara norte
del Cervino. Recuerdo que mi primera vez en Alpes hice este recorrido, andando
y en verano, saliendo del típico y pequeño refugio alpino que era antes el del
Monte Rosa. Mucho más me costó entonces. ¡Hace casi 12 años! Ni se me pasaba
entonces por la cabeza que me pondría unos esquís en los pies. Al llegar al
cruce con el glaciar Theodulgletscher giramos 90° a nuestra izquierda y rodeamos
por otra vertiente al Breithorn y el Klein Matterhorn hasta llegar a las pistas
de esquí que acaban en el Refugio Guides de Cervino, donde pasaríamos la noche, entrando el mal
tiempo nada más llegar nosotros. Nos encontramos a mucha gente en este lugar
pero a cambio cayó un inesperado chuletón nada más llegar.
El Monte Rosa vigila la subida por el Theodulgletscher el tercer día de travesía |
y vamos bordeando la el Breithorn y el Klein Materhorn
Cuarto día. Salimos sin ver un palmo, todo es blanco,
seguimos a Roger y al GPS, atravesamos una media ladera atentos por riesgo de
aludes pero al menos la nevada nocturna ha parado. Tras algún momento de tensión
por la nieve acumulada, una vez en el collado entre el Castor y Pollux y con algo
más de visibilidad quitamos focas para descender hasta el refugio Guide Val D’Ayas.
Estamos ahora sí, prácticamente solos, incluso los guardas nos obsequian con
picoteo y un poco de aguardiente a media tarde.
Y llega con pena el último día, con condiciones dudosas
decidimos intentar el Pollux. Llegamos así al Collado donde empezamos el
descenso el día anterior y empezamos la trepada allí donde asoma la roca.
Posiblemente con terreno seco sea fácil pero todo nevado hay momentos que me
imponen y eso que Roger, en cabeza nos lo pone lo más fácil posible
Llegamos a unas
paredes bastante lisas equipadas con cadenas, ver a Roger trepar sobre las puntas delanteras de los crampones mientras limpia la nieve de las presas me
impresiona. Dudo un poco pero tirando de brazos
por las cadenas llego a La Madonna donde nos reunimos todos. De allí por la arista, fácil pero con ambiente queda poco a la cima, la alegría del grupo ya os la podéis
imaginar.
Roger en las cadenas , queda poco para la cima del Pollux |
El Castor y la Madonna en la antecima del Pollux |
Y se acabó así esta travesía, muy muy alpina, y no es metáfora, a caballo entre
Italia y Suiza y que cabalga en el sutil aire de los cuatro mil metros.
Nos espera una buena cena en Chamonix y con pena nos
despedimos. Ha sido un placer compartir estos días con un grupo tan variopinto
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