Que llevaba
7 meses sin ir al Balneario de Panticosa y eso no puede ser. Y falto de ideas
como estaba, recurro al socorrido Garmo Negro, que siempre deja buen sabor de
boca y las piernas cansadas. Y con mucha nieve como tiene todavía, mejor. De hecho,
a unos 2200 metros ya estaba todo blanco/marrón. Más cómodo para subir.
Ascendía sin
ver un alma, cosa sorprendente en este monte, pero en la base de la pala final
que da acceso al falso collado donde se abre el circo, me crucé con el
tropel que había tenido mi misma idea. Había gente de todo tipo pero también una
cosa nueva, algunos subían con sus perro, y alguno con más de uno. Y muy poco
faltó para que a algún can lo perforara con el crampón de tanto cruzarse en mi huella.
Me pregunto qué hubiera dicho el dueño
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