Salimos al día siguiente de noche. La nieve empieza unos metros por encima del refugio y así vamos ascendiendo en un espectacular amanecer viendo como la luna se esconde detrás del Taillón. Pronto nos quedamos solos y seguimos hasta el Collado del Cilindro. Allí empieza a soplar fuerte el viento mientras Sergio se prepara para ascender la chimenea. La nieve, el hielo y el ir con crampones y guantes no se lo ponen fácil. Al final un espontáneo que bajaba en solitario no ayuda. Pasamos la chimenea y nos encontramos una arista que con este viento y la nieve nos hace emplearnos con atención. Es curioso, he hecho este monte con las primeras nieves de otoño y no recuerdo ninguno de estos pasos.
Meneados por el viento continuamos después por suaves rampas hasta la misma cumbre. Hacemos las fotos de rigor, descendemos por la misma cresta y rapelamos la chimenea. Calzo entonces esquís y me encuentro unas condiciones de nieve perfectas. Voy girando mientras espero a Sergio que baja con buen paso a pie. Descansamos en Gòriz, y seguimos bajando, y bajando, sin más contratiempos que la plancha de hielo que comentaba a la subida, que de noche se me hace eterna. Al final llegamos al coche muy de noche y con una enorme satisfacción de haber hecho un monte de los grandes.
Para los que vean el vídeo, fue una pena. Las tarjetas se estropearon y no grabó prácticamente nada. Queda para la siguiente, pero con menos frio, mejor
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