Igual me repito, pero hay ansia de nieve después de un año tan miserable en cuanto al blanco elemento. Así, nos juntamos una buena cuadrilla para hacer el Pico Lecherines. Fue una buena alternativa al frecuentado Aspe. Todavía con nieve abundante, de hecho, los últimos kilómetros de la carretera los hicimos con los esquís puestos.
El sol pronto está alto y calienta, pero giramos enseguida al oeste entrando en un valle en sombra que nos lleva a la base de una muy larga pala que con cuchillas nos lleva al Collado de Estiviellas, donde dejaríamos los esquís para, por un sencillo corredor, subir a la cumbre. El descenso del collado empezó siendo una maravilla, pero cuando pasamos de la sombra al sol enseguida se transformó en nieve enganchona y tuercerodillas. Y así, con cuidado, pero con nieve hasta los coches, kilómetros más abajo de donde generalmente se calzan los esquís, acabamos esta estupenda ruta
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