Seguimos viaje hasta Tashkent, que es la capital del país. Poco queda del resplandor arquitectónico de las ciudades anteriores. Sin embargo nos encontramos con la estética soviética, con uniformes urbanizaciones, grandes parques, el impresionante memorial de los caídos en la Segunda Guerra Mundial (un millón de uzbekos) y el metro, que parece un museo y que imagino que parecido al de Moscú.
Ha sido un cambio de arquitectura, cultura e historia este final del viaje. Un cambio que ayudaría para otro menos deseado, el del final de un viaje y vuelta a la vida diaria
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