lunes, 24 de noviembre de 2025

Lanzarote en BTT. Tracks de Lava.Octubre 2025. Parte 1


  Llevaba un puñado de años intentando que este viaje saliera adelante. Tenía ganas de pedalear por este desierto, junto al mar y en este terreno volcánico, Y al final, en un mes de octubre, mi hermano y yo dejamos atrás nuestro - antaño - húmedo y oscuro norte y, sin darnos cuenta, aterrizamos en un mundo blanco y azul: el blanco reluciente de las casas y los azules del cielo y del mar. 

  Empezamos el primer día en Puerto del Carmen. Rodamos varios  kilómetros por paseos marítimos viendo la vida del turista pasar , que aquí pasa con mucha, mucha calma. De pronto, dejamos lo urbano y nos adentramos en otro planeta. Todo se vuelve de color ocre, rojizo y a veces negruzco. Con volcanes a lo lejos y el mar de azul intenso, a veces enfrente y a veces al lado 

Entramos en Marte
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Llegando a Charco del Palo, pueblo nudista

   La ruta no tiene mucho desnivel pero la kilometrada es importante y , en ocasiones, el terreno es difícil de pedalear por lo pedregoso o por los bancos de arena. Finalmente llegamos a Órzola, donde, para rematar, una agradable travesía en ferry nos dejaría en la isla de La Graciosa.

 La mañana siguiente empezamos pedaleando por un decorado de la película El Bueno, el Feo y el Malo, por calles  cubiertas de arena de playa y entre casas muy, muy blancas. Enseguida nos metemos en este entorno marciano para después  ir bordeando un  Atlántico bravo

Pedaleando por La Graciosa

De pronto nos encontramos con una bahía mágica, cerrada por un lado por una montaña de color amarillo azufre que deja muy claras sus raíces volcánicas. Estos colores y un cielo velado le dan una luz y unos tonos irreales. Estamos aquí disfrutando un buen rato, hasta que empiezan a llegar todoterrenos cargados de turistas. Salimos huyendo y nos vamos cruzando con más turistas, pero estos con otra filosofía, todos van en bicicleta.

Montaña Mágica, no se aprecian bien los colores

   Así llegaremos a la playa de Las Conchas, un rincón paradisíaco : arena blanca y aguas azul turquesa, pero del que, sin embargo, nos aconsejaron vivamente no meternos por la gran resaca que debía haber. Continuamos después ya solos, bordeando pequeñas playas, algún acantilado y pedaleando por pasillos de arena blanca,  que a veces nos hacen echar el pie a tierra 

Playa de la Conchas

  Pasamos por Pedro Barba, otra playa con casas de turismo local donde sí podremos bañarnos, pero nosotros, de secano como somos, decidimos almorzar y acabar tranquilamente la etapa. Toca pasar una tarde agradable entre cervezas y viendo anochecer en este pueblito de cuento que es Caleta del Sebo

Atardecer en Caleta del Sebo

  Nuestra tercera etapa empieza como acabó hace un par de días. Amanecemos en Caleta de Sebo, cogiendo el ferry que nos deja en Órzola, donde desayunaremos para adentrarnos después en senderos entre pequeños cultivos de color negro, y después entre parcelitas con chumberas secas. Resulta un potente contraste entre este color negro, las casas blancas al fondo y el mar que rodea todo.

primeras cuestas desde Orzola

  Subimos por rampones a veces imposibles, hoy predomina un color más negruzco hasta llegar a la carretera, que enseguida nos deposita en el Mirador del Río, uno de los grandes atractivos turísticos de la isla, con las esculturas de César Manrique.

La Graciosa desde el Mirador del Río

Nosotros pasamos de largo y seguimos unos pocos kilómetros por carretera, con espectaculares vistas hacia la isla de La Graciosa, que hace un rato acabamos de dejar. Estamos a unos 500 metros de altura sobre el nivel del mar, y  las vistas son impresionantes. Pasamos por un pueblito de nombre curioso —Ye— y nos dirigimos otra vez hacia lel perfil de los acantilados que caen hacia el mar. Hoy puede ser el día más espectacular y, desde luego, el de mayor desnivel.

Risco de Famara

Tras pasar por los preciosos pueblos de Haría y Teguise, aún nos queda un puerto eterno que nos llevará a la preciosa ermita de la Virgen de las Nieves. Bajamos ya sin parar por anchas pistas primero y después rodeados de este entorno tan curioso hasta el pueblo de Famara, bajo los acantilados que bordeamos hace un rato, 500 metros por encima. Nos sentimos marcianos con nuestras bicis en este ambiente tan hippie y surfero.

 




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