Hace ya 14 años que hice mi primer viaje a
un monte de los para mí grandes, con objetivo final intentar el Chimborazo, lógicamente
con ascensiones previas a montes cada vez más altos para ir aclimatando. Así
subimos al Volcán Corazón, el Illinizas Sur, el Cotopaxi y el Chimborazo y una
vez aclimatados, el Cayambe, que casi no resultó un paseo.
Aquel viaje
lo hice con Karl, un amigo alemán que por entonces vivía en Pamplona. Fue una
de las épocas más interesantes desde el punto de vista montañero, entonces sin
videos como ahora, solo diapositivas y pocas, pues te pensabas dos veces darle
al disparador. Por eso la calidad de las imágenes del fotomontaje, pues es la que permite mi escáner de dispositivas.
Pero el viaje no acabo allí, sino que esta fue
la tercera parte de visita a un país que nos sorprendió por su increíble
variedad, con un potencial enorme para las actividades en la naturaleza, para
el turismo y para la cultura. Sin extranjeros, al menos entonces, más allá de
las zonas más conocidas de montaña, el centro de Quito y Baños, un aliciente más.
Hace poco un
buen conocedor de la zona me decía que había tenido suerte de conocer estas
montañas en aquellos tiempos pues el cambio climático ha reducido de una forma
muy importante los hielos, haciendo las ascensiones más difíciles y expuestas.
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