miércoles, 10 de agosto de 2022

Por Rumanía con esquis 5. Balea Lac. 4-5 Febrero 2022


Empezamos la mañana tomando el teleférico que nos sube a Balea Lac. Este lugar tiene una historia reciente curiosa: Nikolae Ceaucescu en 1968 y tras la invasión de Checoslovaquia por la URSS, mandó construir una faraónica carretera a través de las montañas Transfagarasan para permitir el acceso de tropas y tanques y defender así sus fronteras. Además construiría el Paltinu Chalet, que sería nuestro alojamiento, donde se alojaría para sus sesiones de caza

El telecabina para en estaciones intermedias decoradas en madera  como imagino serían en el siglo XIX, nada que ver con las asépticas  y minimalistas instalaciones actuales. Al salir una potente ventisca nos recibe impidiendo ver a dos pasos, alguno hasta arrastra su maleta por encima del paquete de nieve recién caída. Y así nos topamos con el Paltinu Chalet, totalmente forrado de nieve pegada en las paredes por el viento. Nos encontramos con un refugio, más bien chalet, en madera, de  exterior parcialmente acristalado, que tiene habitaciones con sus camas y sus sábanas. Una gozada.

Dejamos todo y  nos vamos a dar un paseo. La ventisca lo complica pero nos acercamos al túnel que deja la carretera cerca del refugio, quitamos esquís en una de las bocas y nos introducimos dentro, donde se han formado estalactitas y estalagmitas de hielo de hasta más de un metro, que a la luz de los frontales tienen un aspecto muy fantasmal. Salimos por la otra boca, imposible avanzar, así que damos media vuelta y camino del refugio paramos en una casita al lado de nuestro chalet donde están los guías para informarnos de las condiciones

   Amanece al día siguiente con un cielo perfecto, sin una nube. Un gran paquete blanco cubre absolutamente todo. Empezamos a avanzar y nos damos cuenta que hay otros chalés porque sus tejados abomban  el relieve de la nieve. A mí me da la impresión que está todo muy peligroso con semejante espesor recién caído.


fantasmas dentro del túnel

 No he conseguido saber el nombre de los collados ni de los valles por los que hoy transitaríamos .Despacio ascendemos a un collado para pasar al valle siguiente al norte, con  una nieve polvo fabulosa, para descender hasta un punto en el que el retorno sería demasiado complicado. Allí ponemos focas para repetir el descenso y otra vez volvemos a poner focas para ascender al anterior collado. Aquí nos encontramos con un grupo guiado y entonces, uno de los clientes con tabla de snow, sin decir nada a nadie, se desliza valle abajo a unos metros a la derecha de donde íbamos a descender .Oímos un crack y vemos como rompe una gran placa que se desliza detrás de él pero con la suerte de que con la velocidad que llevaba  ni se enteró. Ya con la certeza de por dónde no deberíamos tirarnos descendemos hasta el chalet uniendo giros en una nieve que nos hace disfrutar como locos


   Recogemos bultos y nos preparamos para seguir hasta el coche. La carretera lógicamente ha desaparecido bajo varios metros de nieve, pero se intuyen sus curvas y vamos descendiendo por encima hasta un punto dado donde quedan dos opciones: o seguir el trayecto de la nevada carretera o continuar recto por el fondo del barranco, si bien hay un paso que según los guías puede ser expuesto. Celia y yo, más conservadores, decidimos seguir por la carretera. El resto del grupo continuaría por el fondo del valle. Nosotros acabamos con una buena paliza remando y sin embargo, el otro grupo llegó mucho antes que nosotros  y sin ningún problema en el susodicho paso.



 Ese día continuamos hasta la capital, Bucarest. En dirección contraria tenemos un atasco importante. Todo el mundo parece querer ir a su casa en el campo o a las zonas de montaña. Ahora empieza la visita cultural. Ya habíamos visitando  algún monasterio ortodoxo, con su iconografía para nosotros tan llamativa. En la capital visitamos el Parlamento, enorme edificio con una gigantesca plaza que nos recuerda la estética y los diseños de la época soviética, la catedral en construcción, iglesias y monasterios ortodoxos. Con ritos muy diferentes a los nuestros. Unas mujeres  ataviadas de domingo,-pañuelos en cabeza como las Matrioskas incluidos-, cocinando en una  iglesia nos dieron a probar un rico pan salado., en otra iglesia vemos una especie de konga detrás de un cura que creo era un bautizo, etc.

   El centro de la ciudad lo forman elegantes  edificios del siglo XIX que nos recuerda mucho al de una ciudad europea como podría ser Madrid. Me llaman la atención los grupos de gente joven que en mitad de la calle y en una mañana fría de domingo se dedican a beber litronas  casi en silencio. Numerosos  locales nocturnos que vacíos ya están con la música alta, muchos locales de “showgirls” y similares y  entre ellos algún templo o monasterio ortodoxo con su rica ornamentación

Y esto se acaba.  Han sido unos bonitos y divertidos días de  frío y nieve polvo Con un  grupo  variopinto. Cesc, de cerca de Barcelona,  Celia y Manuel, de Madrid,  el asturiano Sergio y Jo, un alemán que después de dar muchas vueltas por el mundo ha acabado afincado cerca de Madrid. Ha sido placer compartir con ellos este viaj









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