Como una
peregrinación vuelvo casi un año después a Ordesa. Entre otras cosas buscando
ver anochecer sobre el Cañón desde mi pequeña cabaña de tela. Aunque esta vez
poco vería pues pasé el final de la tarde bajo una tormenta con granizo espectacular,
pensé incluso que la tienda no aguantaría semejante tromba.
Salgo al día siguiente de los últimos, todo el mundo va en la misma dirección, sin embargo al llegar a la Ciudad de Piedra y girar hacia la izquierda, ya me quedo completamente solo. Hay todavía mucha nieve, lo que hace recorrido más cómodo y agradable. Me encuentro a una pareja ya cerca de la cumbre que continuarán hacia los Picos de la Cascada, pero yo doy media vuelta pues me queda una bajada muy, muy larga, que después de recoger los trastos de la acampada se me hizo especialmente dura. La edad se nota, pero sigo disfrutando de estas cosas como siempre
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El Cilindro desde el Marboré |