sábado, 25 de abril de 2020

Kirguistán .Esquiando en las Montañas Celestes. Parte 2ª.Febrero 2020



   Y sigo en Karacol, el mayor centro de esquí del país,  donde pasamos la única noche en hotel pero que no fue mejor que otras, fuera en yurtas o en casas particulares
   El día siguiente amaneció con mal tiempo, así que aprovechamos para esquiar en la estación. La nieve también escasea pero disfrutamos en sus pistas entre árboles. Hubo momentos muy curiosos, la gente se nos acercaba pues éramos los únicos europeos que andaban por allí, los remontes también tenían su aquel, sin ser tan viejos como los de las pistas de Ak Tash, procedían de pistas de esquí de los Alpes de los años 90, en algunas todavía estaban los carteles de las Olimpiadas del 92. Después de estar todo el día esquiando viajamos a nuestro siguiente destino, el pueblo de Jyrgalan, mientras que  por la carretera vamos viendo que cada vez  hay más nieve. Jyrgalan es un pueblecito minero donde dos familias han habilitado sus casas para acoger a turistas. Estas son por fuera como otras muchas del país, de aspecto un poco destartalado, por dentro incluso a veces parece que  la obra no se ha terminado, sin embargo están impolutas y con el frío que hace la calefacción es estupenda. Como hasta ahora, la hospitalidad de los dueños es exquisita. Son gente muy amable y cercana. Ya nos esperaban con grandes cantidades de comida en la  mesa del salón que  siempre tendría dulces dispuestos.

En Karakol

   La mañana siguiente vuelve a salir con  mal tiempo, nieva pero no nos quedamos en casa. Empezamos el dïa subiendo por amplias laderas de moderada pendiente con bastante nieve por otra de estas montañas sin nombre hasta donde la seguridad nos aconseja. Hay una estupenda nieve polvo que algunos nos hace volver a subir hasta que la cosa se pone peligrosa.
Daremos después una vuelta por el pueblo completamente nevado, sin embargo debe haber bastante  menos nieve y menos frío de lo que corresponde para esta época del año, el cambio climático aquí también es evidente. Por el camino vamos sorteando ganado que se encuentra tanto en mitad de la calle cómo dentro de las fincas, visitamos el colegio local donde la profesora está encantada de que unos europeos vengan a conocer su país, nos llama mucho la atención las continuas  referencias a los grandes de su historia, pero con la ausencia  de personajes de la era soviética. Tenían una clase que entendí  que era de preparación para el ejército,  empapelada con uniformes militares y dos grandes posters con tipos de kalashnikov y su despiece. Otro mundo. Pero los mejores momentos fueron sin duda cuando una clase nos hizo una exhibición espontánea de coreografía en inglés y la respuesta de Javier  cantándoles una copla.

primer día en Jyrgalan (foto de Hugo Cózar)

   En el siguiente amanecer no hay ni una nube en el cielo y  la nieve recién caída hace prometer un día perfecto, eso sí hace bastante más frío. Subimos por otra vertiente de la zona hasta donde acaba la nieve esquiable  cerca de la cumbre de, otra,  montaña desconocida.
El descenso vuelve a ser de powder del bueno, tanto es así que algunos del grupo volvemos a repetir la misma cima, ya a unas horas un poco tardías pero eso permitió llegar arriba con unas preciosas últimas luces de atardecer.

segundo día en Jyrgalan

 foto de Hugo Cózar

 foto de Hugo Cózar

 foto de Hugo Cózar

 foto de Hugo Cózar



   Nuestro último día en el pueblo  despierta complicado, nieva,hace viento y según los dueños de la casa estamos a unos 17-18 grados bajo cero. Aun así Hugo y yo salimos a dar un paseo, sin embargo la dureza del tiempo, los grandes espesores acumulados que dificultan muchísimo  abrir huella y la poca visibilidad  nos hacen darnos la vuelta relativamente pronto.
Esta misma tarde iniciaremos el viaje de retorno a Biskek pero pasaremos la noche por el camino. La dueña de la casa  de Jyrgalan nos acompaña para que le acercáramos a ver a un familiar, pero al cabo de unos kilómetros nos para junto a un coche en una curva, se baja entonces su conductor  que de pronto saca  un montón de pantuflas de lana artesanales que nos dio a cada uno. ¿Qué mejor muestra de su hospitalidad?
   Ya de camino al alojamiento visitamos el lago de Issyk-Kul. Las orillas nevadas, las aguas tranquilas y la luz tamizada de una tarde de invierno le daban a las montañas del horizonte unos colores muy muy especiales. En la lejanía del agua se veía una tormenta que cuando nos íbamos llegó hasta nosotros transformando  las carreteras limpias en el invierno que volvió de golpe.
   Pero antes de irnos, visitamos  unas termas próximas a  la orilla, dudamos pues  tenemos que  quedarnos en bañador a la intemperie pero  decidimos bañarnos. Fue un auténtico placer, corrimos muertos de frío a meternos en el agua pero una vez dentro no había forma de salir y cuando lo hicimos la salida no tuvo nada que ver. De hecho se nos quitó el frío y aún recuerdo la sensación de relajo que quedó.


en el lago Issik Kul



   El último día fue de traslado a la capital, una vez allí nos volvió a sorprender sus edificios  soviéticos de cemento, pero muchos con su diseño y algunos  decorados con mosaicos. Hay muchos parques y unas amplísimas plazas que se destinarían  para los desfiles y los grandes actos en tiempos de la URSS .Acabaríamos el día cenando –muy bien- en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, animado por bailes locales, No nos quedaría después sino llegar al hostel, recoger bártulos, echarnos una hora como mucho algunos y con mucha pena despedirnos del país. Ha sido un viaje con mezcla de cultura y montaña difícilmente repetible y con un grupo estupendo. Un viaje de aprendizaje de historia y de cultura del mundo nuevo que supone para mí Asia Central, y de un aprendizaje también para mí de esquí en powder del bueno. Unas nieves que el Pirineo casi no existen y difíciles de encontrar en otras cordilleras




domingo, 5 de abril de 2020

Kirguistán .Esquiando en las Montañas Celestes. Parte 1ª.Febrero 2020



   Kirguistán  es un pequeño país de Asia central que existe como tal desde la caída de la antigua URSS en 1991, limita al oeste con China y al este con la República de Kazajistán. Uzbekistán y Tayikistán. Cuatro quintas partes de su territorio son montañas de la cordillera de Tien Shan, lo que la convierte en un destino creciente para  el turismo de montaña, pero aún  no ha llegado la occidentalización que supone  el turismo de masas, manteniendo toda la esencia de su cultura nómada y asiática. Una cultura donde se mezcla su religión musulmana con su tradición nómada, palpable en la exquisita hospitalidad con el turista, y la herencia de la antigua URSS que ha dejado plagado el país de restos abandonados y monumentos. Símbolos de la pasada era comunista que los kirguises no parecen tener intención de quitar.


   Volamos a la capital Biskek vía Estambul e iríamos quedando por el camino Hugo, el guía de la agencia Muntania, Javier, madrileño, periodista y redactor de la revista Oxígeno, Yolanda de Tarragona y en destino  a Fernanda, una alemana  hija de valenciana. En el aeropuerto nos esperaba nuestro contacto local, Mikel, un navarro con un increíble bagaje cultural y de mundo, y Tulkum Bek, nuestro indispensable y profesional chófer

Llegamos de madrugada al aeropuerto y sin pausa continuamos a la capital, Biskek, vemos por el camino los típicos edificios soviéticos, bloques  de hormigón que sin embargo muchos son de diseño. Desayunamos en un hostel que también nos alojaría en nuestra última noche y de allí directamente saldríamos hacia las pistas de esquí de Ak-Tash

montañas de Ak-Tash (foto de Hugo Cózar)


Fernanda y Yolanda dejan debajo Biskek  (foto de Hugo Cózar)

Una vez en la estación  vemos que es un  paraíso para el freeride, por los kilómetros esquiables  y por que no se pisan, pero nos encontramos con  que hay poca nieve , así que toca esquiar en pista .En sus telesillas yo pasé momentos de tensión y es que estos eran como una un columpio de los años 70 pero sin ninguna opción de agarre y dónde tan pronto estabas a 5 metros de alto como tenías que levantar las rodillas para no hacer palanca con los esquís en el suelo. Aún nos subimos a una antecima cercana con los esquís a la espalda buscando el mejor descenso posible fuera de las pistas. Nos despedimos de este largo día de 48 horas (Pamplona Ak-Tash, viaje y esquí sin parar) con la primera cena, rica y abundante,como serían las demás.


 

   El día siguiente fue de traslado hacia las yurtas del valle de Chong Kyzyl Suu. Situado cerca del lago Issyk-Kul, el segundo lago de montaña más grande del mundo después del Titicaca. Fue muy interesante ver el día a día de sus gentes, visitar los restos semiruinosos de la antigua URSS, la torre Burana, minarete que queda de una ciudad del siglo IX. Después tuvimos uno de los momentos más inolvidables del viaje. En un solitario y alto  páramo, rodeados de montañas nevadas, visitamos a una familia kirguís, donde después de disfrutar de una  generosa comida, el anfitrión se vistió con sus mejores galas de cuero y nos enseñó  montado a caballo la increíble interacción que consigue con un águila real, criada y educada desde polluelo para cazar.Creo que ninguno habíamos visto de cerca semejante animal, y menos apoyado  en nuestro brazo. Verlo volar y ser tratado con tanto cariño por su cuidador en semejante lugar  es algo que nos llevamos bien marcado en la memoria
   Para cuando llegamos a nuestro campamento de yurtas de Chong Kyzyl Suu  ya era de noche, pero aún  tendríamos una sorpresa: en la yurta comedor nos espera una mesa con cantidades ingentes de comida donde abundan los dulces de todo tipo, acompañados  de un concierto de música local tocada y cantada por la abuela, su  hija y la nieta  

Comida en cantidad, muestra de hospitalidad kirguís (foto de Yolanda)

nuestro campamento de yurtas,un lujo

   Las yurtas son tiendas de piel, reminiscencias del reciente pasado nómada kirguís, incluso alguno las monta en la parcela de su casa. Tienen el suelo de tarima flotante y alfombrado, con buena  estufa y  edredones, de hecho aquí  fue donde más calor pasamos en el viaje.
A la mañana siguiente Tulkum Bek nos lleva en su microbús todoterreno hasta el comienzo de nuestra primera ascensión. Son estas montañas sin nombre y  será así, pues ni nuestro enlace local, Mikel, que es una base de datos los conoce. Desde luego yo no los he encontrado en ningún mapa.
   Comenzamos con poca nieve, pero enseguida  los espesores empiezan a aumentar de una forma espectacular, menos mal que tenemos la huella hecha por el grupo con el que compartimos el campamento de yurtas, pues  la huella es una auténtica trinchera. No llegaríamos a la cumbre, nos quedamos donde empieza la arista rocosa dónde además el viento se ha llevado la nieve. El descenso tiene su aquel, powder del bueno,  nieve polvo profunda, muy profunda, en la que costaba mucho coger velocidad y ni te cuento levantar tras una caída.Ver bajar a mis compañeros, más expertos en este terreno, es un espectáculo. Menuda experiencia
   La ascensión del día siguiente parte desde el mismo campamento, también al principio con poca nieve pero también empiezan a aumentar rápidamente los espesores finalizando al inicio de la arista rocosa. Hoy la nieve está más húmeda y más difícil de esquiar, pero el tener más pendiente lo facilita o bien voy aprendiendo a negociar estos espesores

nuestro primer descenso

Mikel, en nuestro segundo monte(foto de Hugo Cózar)
   Nada más llegar recogemos bártulos y seguimos camino hacia Karacol, el principal centro de esquí del país. Nos sorprende la mezcla cultural .Es un país musulmán, pero merendamos unos  noodles fríos como en China, visitamos una iglesia ortodoxa de madera y la colorida  mezquita de los Dungan, una etnia de habla túrquica que emigró (sobre todo) del  Xinjiang chino en el siglo 19 .Hoy descansaremos en el único hotel del viaje.