domingo, 7 de diciembre de 2025

Pico Escalar. 22 noviembre 2025



  Con ansia viva de seguir pisando nieve llego a Astún. El termómetro del coche marca seis bajo cero, sopla un viento que mueve el vehículo y una neblina difumina todas las cumbres por el viento que levanta la nieve. Y así, forrado como si estuviera en el Himalaya, con chaqueta y manoplas gordas y la cara totalmente tapada, agacho la cabeza contra el viento y tiro para arriba.

  No hay mucha nieve, pero está muy irregularmente repartida. No está ni para esquiar ni para andar; ni siquiera para ir con raquetas. A veces la nieve me llega hasta la cintura, otras solo al tobillo; en más de una ocasión meto el pie en algún arroyo escondido. No sé si es mi baja forma o si son las condiciones, pero cuando llega el momento de alcanzar el Ibón de Escalar estoy a punto de darme la vuelta, pues me está costando el doble o el triple de lo habitual.

  Sin embargo, una vez allí, veo que los montes de alrededor, aunque blancos, tienen poca nieve y se puede andar bien, así que decido subir al más cercano: el Pico Escalar, que entre hierbajos y nieve me permite llegar arriba sin problemas. Una vez allí, para el viento, así que el descenso - con la huella ya hecha - poco a poco y ya sobrando ropa, resulta cómodo. Pero ya he tenido bastante por hoy.



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