Aprovechando un fin de semana familiar en la Selva de Oza, me escapo al Castillo de Acher, que por algo domina imponente este rincón. Ademas la ascensión es una senda bien pisada que rápidamentete te lleva a su cima. Y en días como hoy no está de más que sea así. A las 10 de la mañana estábamos 15 personas en la cumbre y en la bajada, desde la base de la canal que da acceso al valle cimero, una hilera continua de gente ascendía desde las márgenes del bosque. Es lo que tiene agosto, en una cumbre popular y en tiempo de pandemia
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