miércoles, 1 de mayo de 2024

Kosovo y Albania con esquís. Parte 2. Febrero 2024

 

   Y siguiendo con el viaje volvemos a la pequeña estación de esquí de Arxena. La idea es hacer una travesía que desde las montañas que coronan esta estación baje a Restelicë. Un pueblo que, visto desde arriba, se ve como de cuento, ocupando un amplio collado. Después pasaríamos un segundo collado para descender a la estación. Pero cuando después de dos cimas suaves descendemos hacia el pueblo, la nieve se acaba pronto, llegando caminando  hasta el pueblito. Nos sentimos raros andando por sus empinadas callejuelas con las botas de travesía y los esquís a la espalda. Llegamos así al centro del pueblo,  delante de su mezquita se nos acercan los adolescentes con curiosidad. También un tipo que parecía ser una autoridad y que se empeñó en darnos conversación en italiano. No sé si al final cayó en que le entendíamos la mitad. Nos dimos cuenta entonces que el collado pendiente estaba al menos a dos horas y sin nada de nieve. En esas condiciones llegaríamos al anochecer y el descenso tendríamos que hacerlo a oscuras. Así que decidimos llamar al hotel  que mandó un todoterreno a buscarnos

   Viendo que no hay mucha nieve y que parece que en Kosovo hay algo más, retrasamos el paso a Albania que nos tocaba al día siguiente. Vemos en el mapa que desde parte una carretera que desde Dragas por un collado a más de dos mil metros pasa a Macedonia. Decidimos seguir por esa carretera hasta donde nos permita la nieve. Fue un acierto. Esquís desde  el coche,  día disfrutón por suaves pendiente y descensos con buena nieve


Tal vez, primeras con esquís en Brazovica

    Esa misma tarde pasamos ya Albania con el objetivo de intentar el punto culminante del viaje: el Korab, la cima más alta de Albania y Macedonia. En el traslado tuvimos, para mí, el momento más peligroso del viaje. A Jordi  le tocó conducir de noche por las estrechas y retorcidas carreteras albanesas. Atravesábamos pueblos sin ninguna iluminación donde la gente, vestida con ropas oscuras, caminaba por estas carreteras sin arcén, imaginamos que camino de las mezquitas, pero eran como fantasmas oscuros que aparecían en cualquier momento al lado del coche. Además de vez en cuando nos encontramos con boquetes  en el asfalto sin más señalización que unas piedras alrededor. Llegamos así a nuestro alojamiento, donde la familia nos reservó una cena en un restaurante de la zona. Llegamos y en el parking varios coches de alta gama, dentro los paisanos eran como otros cualquiera, como los que nos habíamos cruzado por estos pueblitos. El cordero a la brasa que nos sirvieron va a ser difícil de olvidar

   Y llega el último día, con un tiempo perfecto pasa rápido la hora y pico de porteo que tuvimos hasta calzar esquís. Con cuchillas llegamos por pendientes moderadas hasta unos 200 metros de la cima donde ponemos crampones. Llegamos todos arriba, disfrutamos del amplio paisaje de montañas, y nos regodeamos haciendo fotos antes de emprender el último descenso, que con un predominio de nieve dura que no transformó, nos llevaría  andando hasta otro  de estos pueblitos típicos de este viaje, con su mezquita dominando el pueblo. No queda sino volver a casa y dar gracias a Begoña, Jordi, Alberto, Javi, Mariaja, Quique, Joaquín  y Josema por compartir este viaje  

Con Begoña, felices en la cumbre del Korab

Así da gusto

 


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