Kirguistán es un pequeño país de Asia central que existe como tal desde la caída de la antigua URSS en 1991, limita al oeste con China y al este con la República de Kazajistán. Uzbekistán y Tayikistán. Cuatro quintas partes de su territorio son montañas de la cordillera de Tien Shan, lo que la convierte en un destino creciente para el turismo de montaña, pero aún no ha llegado la occidentalización que supone el turismo de masas, manteniendo toda la esencia de su cultura nómada y asiática. Una cultura donde se mezcla su religión musulmana con su tradición nómada, palpable en la exquisita hospitalidad con el turista, y la herencia de la antigua URSS que ha dejado plagado el país de restos abandonados y monumentos. Símbolos de la pasada era comunista que los kirguises no parecen tener intención de quitar.
Volamos a la capital Biskek vía Estambul e iríamos quedando por el camino Hugo, el guía de la agencia Muntania, Javier, madrileño, periodista y redactor de la revista Oxígeno, Yolanda de Tarragona y en destino a Fernanda, una alemana hija de valenciana. En el aeropuerto nos esperaba nuestro contacto local, Mikel, un navarro con un increíble bagaje cultural y de mundo, y Tulkum Bek, nuestro indispensable y profesional chófer
Llegamos de madrugada al aeropuerto y sin pausa continuamos a la capital, Biskek, vemos por el camino los típicos edificios soviéticos, bloques de hormigón que sin embargo
muchos son de diseño. Desayunamos en un hostel que también nos alojaría en
nuestra última noche y de allí directamente saldríamos hacia las pistas de
esquí de Ak-Tash
montañas de Ak-Tash (foto de Hugo Cózar) |
Fernanda y Yolanda dejan debajo Biskek (foto de Hugo Cózar) |
Una vez en la estación vemos que es un paraíso para el freeride, por los kilómetros esquiables
y por que no se pisan, pero nos encontramos con que hay poca nieve , así que toca esquiar en pista .En sus telesillas yo pasé momentos de tensión y es que
estos eran como una un columpio de los años 70 pero sin ninguna opción de agarre y
dónde tan pronto estabas a 5 metros de alto como tenías que levantar las
rodillas para no hacer palanca con los esquís en el suelo. Aún nos subimos a
una antecima cercana con los esquís a la espalda buscando el mejor descenso
posible fuera de las pistas. Nos despedimos de este largo día de 48 horas
(Pamplona Ak-Tash, viaje y esquí sin parar) con la primera cena, rica y abundante,como serían las demás.
El día siguiente fue de traslado hacia las yurtas del valle
de Chong Kyzyl Suu. Situado cerca del lago Issyk-Kul, el segundo lago de
montaña más grande del mundo después del Titicaca. Fue muy interesante ver el
día a día de sus gentes, visitar los restos semiruinosos de la antigua
URSS, la torre Burana, minarete que queda de una ciudad del siglo IX. Después
tuvimos uno de los momentos más inolvidables del viaje. En un solitario y
alto páramo, rodeados de montañas nevadas, visitamos a una familia kirguís, donde después de disfrutar de una generosa comida, el anfitrión se vistió con
sus mejores galas de cuero y nos enseñó montado a caballo la increíble
interacción que consigue con un águila real, criada y educada desde polluelo para
cazar.Creo que ninguno habíamos visto de cerca semejante animal, y menos apoyado en nuestro brazo. Verlo volar y ser tratado con
tanto cariño por su cuidador en semejante lugar
es algo que nos llevamos bien marcado en la memoria
Para cuando llegamos a nuestro campamento de yurtas de Chong
Kyzyl Suu ya era de noche, pero aún tendríamos una sorpresa: en la yurta comedor nos espera una mesa
con cantidades ingentes de comida donde abundan los dulces de todo tipo,
acompañados de un concierto de música
local tocada y cantada por la abuela, su hija y la nieta
Comida en cantidad, muestra de hospitalidad kirguís (foto de Yolanda) |
nuestro campamento de yurtas,un lujo |
Las yurtas son tiendas de piel, reminiscencias del reciente
pasado nómada kirguís, incluso alguno las monta en la parcela de su casa. Tienen
el suelo de tarima flotante y alfombrado, con buena estufa y edredones, de hecho aquí fue donde más calor pasamos en el viaje.
A la mañana siguiente Tulkum Bek nos lleva en su microbús
todoterreno hasta el comienzo de nuestra primera ascensión. Son estas montañas
sin nombre y será así, pues ni nuestro
enlace local, Mikel, que es una base de datos los conoce. Desde luego yo no los
he encontrado en ningún mapa.
Comenzamos con poca nieve, pero enseguida los espesores empiezan a aumentar de una forma
espectacular, menos mal que tenemos la huella hecha por el grupo con el que compartimos el campamento de yurtas, pues la huella es una
auténtica trinchera. No llegaríamos a la cumbre, nos quedamos donde empieza la
arista rocosa dónde además el viento se ha llevado la nieve. El descenso tiene
su aquel, powder del bueno, nieve polvo profunda,
muy profunda, en la que costaba mucho coger velocidad y ni te cuento levantar
tras una caída.Ver bajar a mis compañeros, más expertos en este terreno, es un espectáculo. Menuda experiencia
La ascensión del día siguiente parte desde el mismo
campamento, también al principio con poca nieve pero también empiezan a
aumentar rápidamente los espesores finalizando al inicio de la arista
rocosa. Hoy la nieve está más húmeda y más difícil de esquiar, pero el tener más
pendiente lo facilita o bien voy aprendiendo a negociar estos espesores
Nada más llegar recogemos bártulos y seguimos camino hacia
Karacol, el principal centro de esquí del país. Nos sorprende la mezcla
cultural .Es un país musulmán, pero merendamos unos noodles
fríos como en China, visitamos una iglesia ortodoxa de madera y la colorida mezquita de los Dungan, una etnia de habla
túrquica que emigró (sobre todo) del Xinjiang chino en el siglo 19 .Hoy
descansaremos en el único hotel del viaje.
nuestro primer descenso |
Mikel, en nuestro segundo monte(foto de Hugo Cózar) |
sorprendente Doctor...
ResponderEliminarme imaginaba más nieve en febrero en esas tierras.
sabes, hace unos años estuvimos preparando un viaje por allá, a la cordillera Djangart, pero se truncó antes de empezar....
en esas yurtas.... hay lavabo, ducha? te montan "yurta-WC"?
espero la continuación, impresionante ese águila...
Debiera haber más nieve, este año ha sido seco y cálido en todo el mundo.Hugo venía de Hokkaido y también nos decía que había bastante menos nieve de lo normal.
ResponderEliminarEstas tierras son un paraíso para toda actividad en montaña, Mikel, nuestro enlace ,debía tener sus lugares para escalar en hielo a¡30 minutos de la capital!.
En las yurtas había una con sauna y ducha, una letrina para lo demás,pero muy calentitas y supercómodas.Te habría gustado
No sabes la envidia que das, viendo el repor desde el confinamiento.
ResponderEliminarYa tenemos otro posible destino, si conseguimos acabar con el Covid de mierda este.
Pues si, y no veas la de posibilidades que tiene este país para todo tipo de actividad en montaña
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