Y dadas las circunstancias he tenido más tiempo y he preparado algún video que hasta ahora no me había sido posible. Esta es la continuación de aquel viaje a la Cordillera Blanca (parte 1 y parte 2), me despido en Lima de Félix y Manolo, que se van bien contentos tras el puñado de montes ascendidos. En Lima me reúno con María y Estefanía y bajamos a Pisco.
Visitaremos sus islas con sus colonias de cormoranes, pingüinos y lobos marinos, cataremos el desierto costero, un lugar que debe dar para recorridos de aventura muy interesantes en btt o 4 x4. Seguimos después rumbo al sur hasta Nazca. Yo que soy de la generación del babyboom no tenía a Iker Jiménez pero si a Jiménez del Oso quien me enseñó las misteriosas Líneas de Nazca. Nunca entonces imaginé que yo también las vería desde el aire. Eso sí, misterios no hay. Disfrutamos otra vez de sus desiertos, con muchas tumbas incas y preincaicas muy interesantes, allí nos despedimos de María que tomará un autobús nocturno de vuelta a Lima para volar a casa.
Seguimos descendiendo hasta llegar a Arequipa, la segunda
ciudad más grande del Perú y una belleza vigilada por el Volcán Misti, de 5822
m .Su casco histórico la Unesco lo ha declarado muy merecidamente Patrimonio
Cultural de la Humanidad.
Otro bus más y descendemos
hacia el Cañón del Colca, cuarto cañón más profundo del mundo (los tres
primeros están en China, Nepal y el tercero también el Perú, el Cotahuasi). En
el camino hacemos una parada en Patapampa o “Mirador de los volcanes”, un
alto ¡a casi 50000 m! con vistas a numerosos
volcanes y donde sentimos el sutil aire de la gran altura, con cielos limpios a
mas no poder y el soroche rondando. Nos
bajamos en Cabanaconde, un pueblo donde el turismo todavía es escaso pero aun
así buen pago tuvimos que apoquinar por entrar en la zona del Colca y en el bus
para que no te escaparas. Esto fue una constante del viaje, la vida en el país es barata
para nosotros, pero el gobierno peruano se encarga que el turista se deje sus buenos euros, dólares, pesos o lo que se
tenga
Bajaremos a lo más profundo del cañón para pasar un bonito
día en una especie de oasis, al subir a su superficie pude disfrutar casi arriba
de un magnífico amanecer, nos invitaron a una boda donde éramos unos invitados más
entre los locales, todo muy indígena y folclórico y alucinamos con los cóndores
tomado las térmicas con los primeros rayos del sol en las paredes del inmenso
barranco.
Finalizamos esta primera parte el viaje tomando, otra vez,
un bus nocturno hasta Puno. ¡Qué frío pasamos aquella noche!, luego
nos enteramos que se llegó a -15º en el lago Titicaca. Es este uno de los
destinos más turísticos del Perú, pero
la luz de la altura, la enorme variedad y riqueza de la cultura local,
con su omnipresente religiosidad precristiana muchas veces centenaria convierten a la Isla de Uros, Amataní o Taquile
en lugares que no se deberían dejar pasar